Como Leer
Cuando comenzaba mis clases de Castellano en 2º. Año
de Bachillerato´del Colegio San José de Tarbes de El Paraíso, en los felices
años ´65 - ´85, les decía mis alumnas, niñitas de San José de Tarbes, que ellas
“no sabían leer,ni escribir ni hablar”, pero que yo las enseñaría. Esa
petulancia y arrogancia era a propósito para enfrentarnos, desde el principio,
porque así me prestarían más atención;
sabía que luego seríamos muy buenos amigos respetándonos mutuamente,
como en efecto sucedía.
Por cierto una de esas niñitas
(que ocupó y sigue ocupando cargos de la más alta responsabilidad en el campo
educativo y empresarial, con total éxito y acierto, a quien no puedo nombrar,
porque no tengo su permiso), en la primera clase, después que yo hice mi
afirmación, pregunté que quién quería leer. Al instante levantó la mano, de una
manera desafiante, como yo quería (pues siempre me gustó “pelear” de una manera
culta, respetuosa y educada…),”Yo, profesor”.
Me hubiera gustado que leyera
en el libro de Castellano –(uno de los mejores, el de mi gran amigo y colega,
Oscar Sambrano), pero como era la primera clase, el único que tenían para leer
era el libro de Historia Universal de mi otro gran y admirado amigo Áureo Yépez
Castillo.
Una niñita me prestó el libro
de Áureo; busqué lecturas, que siempre
ponía el gran maestro pera hacer más instructivo , a la vez que ameno su
estudio, y encontré uno de Roma. Le dije a la niñita, que leyera dos largos
párrafos de la historia de Roma: época de reyes, fin de la monarquía y comienzo
de le res-pública… La niñita hizo una lectura impecable en la pronunciación,
altura de voz, énfasis en algunas cosas, etc. Le señalé el fin de la lectura, y
ella se quedó, parada desafiante, como diciendo: vamos a ver qué dice este
petulante y odioso tipo.
Entonces yo le pregunté a
algunas niñitas que cómo había leído su compañera. Todas dijeron que muy bien,
buena entonación…etc.
Entonces yo le pregunté a la
niñita lectora ´¿Podrías tú NN hacerme un pequeño resumen de lo leído?”. Nunca
olvidaré su cara de sorpresa y rabia (las rabias de esas niñitas eran
inocentes, no peligrosas) Ni idea, no pudo articular palabra: pendiente de la
pronunciación, del desafío, de la entonación, etc….no recordaba nada. Entonces
yo, que iba preparado, saqué un librito en alemán (idioma que ignoraba e ignoro
en absoluto, sé leer algo pero no entiendo nada)…y leí más o menos bien, pero
no entendí absolutamente nada. Entonces saqué mi conclusión: no sabía leer,
porque leer bien. supone entender lo que se lee, no articular sonidos, por
perfectos que sean.
Esta larga, y a lo mejor
fastidiosa historia, sirve para lo que quiero señalar en la lectura de un libro:
NO TODOS LOS LIBROS SE PUEDEN LEER DE LA MISMA MANERA.
Principalmente las narraciones
, cuentos, novelas, etc. son las que se leen desde el principio, seguido, hasta
el final, normalmente, sin saltar de un lugar a otro, a menos que el lector lo
necesita para concretar algo, perdido u olvidado.
De las novelas que tengo ante
mí están:
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL COLERA (350 págs.) y CIEN AÑOS DE SOLEDAD 494 págs.) – por
citar dos de las novelas de Gabriel García Márquez… no tienen capítulos ni
índices…hay que leerla de principio a fin. Lo mismo que el resto de su
narrativa. Como no tengo a la mano sus otras obras, puede que alguna tenga algo
que amerite la paginación, pero no recuerdo ninguna, y las he leído todas.
Travesuras de la niña mala (375 págs.) - El sueño del celta (450 págs.) …
– por citar también dos de las novelas de Mario Vargas Llosa, no tienen
capítulos ni índices…hay que leerla de principio a fin. Lo mismo, estoy casi
seguro, que el resto de su narrativa.
ALTA TRAICIÓN de Alberto Barrera Tyszka
es un libro de 240 págs. Que reúne unos 110
artículo. relatos cortos por lo que tiene un índice de tres páginas con el
nombre y “ubicación” del artículo-relato, de modo que se puede leer de otra
manera, pero buscando en el índice lo que se quiere o pretende leer.
La conclusión es que APUNTES
DE UNA HISTORIA DE LA CULTURA no se
puede leer desde el principio, sino desde el índice, al final, pues lo escrito
allí, de una manera o de otra, ya lo sabe toda persona medianamente culta, pero,
o lo ha olvidado o lo quiere repasar.
Por ejemplo, la primera parte (desde la prehistoria y Grecia y Roma
hasta La Edad Media) fue estudiado y a lo mejor, olvidado; pero lo puede traer al presente, pues como dice San
Agustín: solo hay presente: el pasado lo hacemos presente por el
recuerdo y el futuro lo hacemos presente por la expectativa que
tenemos de lo que puede suceder
Los Apuntes… en este caso, hacen recordar cosas valiosas, al
aplicar lo leído al presente; y a
la vez el futuro se hace presente por el interés que tenemos hoy
de lo que puede pasar después. Por eso es bueno saber lo de las 2 Guerras
Mundiales, el conflicto árabe israelí, el fin de la Unión Soviética, eso y
otros hechos parecidos son vistos, no como historiador, pues no lo soy, sino
como lingüista, con buenas “herramientas”: estudios de latín, griego y Cambio
Lingüístico, recopilador de informaciones para sacar conclusiones, y ayudar a
otros a sacar las suyas, que no necesariamente tienen que coincidir.
O sea : hay que leer los APUNTES…desde el final, donde está el índice, a ver qué es lo que, a cada lector, puede
aportar o ayudar a estudiar: Los APUNTES NO SON UNA NOVELA.
Para
terminar quiero comentar algo que tiene que ver con una novela escrita por Camille de Blois, quien
fuera alumna mía, primero porque me gustó: tiene un “formato- presentación muy personal e innovador, el tema es además
muy “fresco” y juvenil y , aunque ella n la dedicatoria a su hermana Daniela,
dice: “A mi hermana Daniela por creer siempre en mí y en todas mis locuras”, no
son locuras lo que narra, son vivencias frescas, tiernas sencilla…un modelo de
literatura para jóvenes.
Y segundo
también me gustó, aunque no sé si influyó en eso (no lo creo porque la novela
es buena) la dedicatoria de ella cuando me la envió desde Madrid, recién
“hecha”:
A mi
profesor Germán Flores con muchísimo cariño, porque hoy veintimuchos años
después, esta alumna recuerda con
nostalgia al profesor que, tal vez sin querer, sembró en ellas las ganas, el
gusto y la magia de la literatura.
Espero
que disfrute de esta “locura mía” tanto como yo disfruté en escribirla”. Un
abrazo fuerte y gracias.
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